jueves, 8 de diciembre de 2011

LA CRISIS Y LOS BANCOS.


Recibí algunos comentarios y e-mails sobre un artículo mío anteriormente publicado ("De cuando pusieron los lobos a cuidar de las ovejas"), de los cuales al menos quiero contestar a uno, porque considero conveniente hacer algunas reflexiones y matizaciones sobre el recurrente asunto de la crisis y los bancos.

Me dice una ex-compañera de trabajo, que parece que tengo "un cierto resquemor hacia la banca, que es la mano que me ha dado ..." pero nada más lejos de la realidad. Personalmente me siento orgulloso y realizado por mi actividad profesional durante muchos años en la banca. Y pienso además, que el trabajador de banca es de los más disciplinados, eficientes, con dedicación ilimitada y espíritu de sacrificio, y que además lo tienen mucho más difícil en un entorno como el actual.

Y en cuanto a la banca en sí, considero que realiza una labor social fundamental en nuestra sociedad, al recoger los ahorros ociosos de los ciudadanos y canalizarlos como préstamos para la economía productiva, además de prestar inestimables servicios relacionados con el sector financiero. Los bancos representan el verdadero sistema arterial de la economía, redistribuyendo recursos y medios absolutamente necesarios para la producción y el consumo.

Realizan además una labor de depuración de la economía, cuando con cargo a sus propias cuentas de resultados absorben y amortizan como incobrables deudas de empresas o particulares, derivadas de mala gestión o circunstancias adversas para estas. Y vaya por delante, por supuesto, que con todo esto quiero romper una lanza a favor de los bancarios, los banqueros y de la banca como institución.

Porque hablando de banqueros, quiero mencionar una anécdota de D. Claudio Boada, que fue Presidente de un gran banco, al que sacó de una crisis y mejoró de forma espectacular en su gestión, y que en una reunión con directivos nos decía: "Soy catalán, de una familia de comerciantes, y considero que un banco no es sino una cadena de tiendas que compran y venden dinero. Y al frente de esas tiendas están ustedes, para gestionar y administrar con prudencia y eficiencia un dinero que es ajeno". Es una versión un poco rudimentaria de la banca, si ustedes lo consideran así, pero que creo representa la esencia del negocio bancario.

Y en esto llegó la crisis, y se acabó la diversión.

Me dice la ex-compañera, que "..habría que reeducar a la gente desde niños, con una asignatura de economía doméstica o algo así... si cobras 900 euros, no puedes gastarte 200 en factura de móvil... si vas a comprar un coche, no puede ser que te cobren solo 200 euros al mes y al final tengas una cuota residual de 9.000,€, cuando el coche ya no valdrá ni la cuarta parte. Todos hemos tenido algo de culpa de esa exuberancia y ese derroche: por la inconsciencia de la gente y por la imprudencia de las entidades financieras." Y la verdad es que no puedo menos que estar de acuerdo con estas apreciaciones.

Pero hay obviamente algo más. Cuando circulamos con un vehículo, nos encontramos con límites de velocidad según circulemos por autopistas, carreteras o vías urbanas, indicados con señales de circulación que debemos respetar, con semáforos, pasos de peatones, etc. Es decir, que hay una regulación estricta de la circulación, para canalizar el tráfico y evitar que ocurran accidentes. Pero todo esto se hace, sin conculcar la sagrada libertad de circular por donde quieras. ¿Es así, no?

Si un cliente pide un préstamo a una entidad financiera para comprar una vivienda, debe tener una contrastada capacidad de ahorro, primero, y capacidad de pago, después, para evitar de que ocurra el accidente de la morosidad que le pondría en dificultades a sí mismo y a la entidad financiera. Pero si la entidad le da el préstamo sin que tenga nada ahorrado el cliente, y le financia la vivienda, el coche, los gastos de la compra de la vivienda y la televisión de plasma, porque esa hipoteca la va a titularizar y vendérsela a un fondo de inversión de Michigan, pues ocurre lo que está ocurriendo.

¿Y quién tiene la culpa? El cliente por inconsciente, el banco por imprudente... y la falta de regulación. Si te metes circulando a cien por hora con un vehículo por una vía urbana, lo más probable es que tengas un accidente.

Pero por otra parte. ¿Cómo se puede explicar, que hace unos años los bancos declarasen incrementos de beneficios anuales de hasta el treinta por ciento, mientras la economía real crecía un cuatro o cinco por ciento? Aquí hay algo que no cuadra.

Yo creo que cuando movimientos sociales como el 15M arremeten contra la banca, no lo hacen contra la banca ortodoxa, necesaria y que cumple una función insustituible en la sociedad. Lo hacen contra la banca especulativa que ha desvirtuado el tradicional negocio de los bancos, recurriendo por ejemplo a vender a los clientes productos financieros que no conocían, como estructurados, futuros y derivados, que en la práctica resultaban una simple apuesta sobre tipos de interés u otra referencia, y en la que el banco jugaba con ventaja y actuaba casi como un tahur, al tratarse de productos muy complejos y difíciles de entender para la mayoría de los clientes.

Resumiendo: negocio bancario, sí; especulación con dinero ajeno, no.

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